Compañías de todo el mundo aprovechan los tipos bajos para financiarse más barato.
Si la importancia de un mercado se mide por el interés de las empresas por acudir a él, entonces Mario Draghi ha hecho lo indecible por colocar el mercado de bonos en euros en el centro del mapa mundial. En un universo dominado por el dólar, la política de bajos tipos de interés y la compra de bonos corporativos han disparado el apetito de las compañías no financieras de todo el globo por emitir en la moneda única. La tentación de financiarse a tipos en mínimos históricos es demasiado grande.
El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) lo ha certificado en su informe trimestral de septiembre. «El euro gana terreno en el mercado internacional de deuda», asegura el banco central de los bancos centrales. Y lo ha hecho por todas las vías posibles: hay más emisores europeos que han optado por la moneda única para su deuda cotizada, pero también estadounidenses y latinoamericanos.
El momento ha sido clave para el triunfo del euro. El Banco Central Europeo (BCE) capitaneado por Draghi ha puesto en marcha su plan de compra de bonos corporativos justo cuando la Reserva Federal estadounidense empezaba a tensar el ritmo de su política monetaria. ¿Resultado? La brecha entre las rentabilidades de la deuda en euros y en dólares se ha agrandado.
«Gracias a los diferenciales de la deuda corporativa comparativamente más bajos para los bonos denominados en euros, el coste de emitir en la moneda única es inferior al de hacerlo en dólares para muchos inversores», resume el BIS. Y lo es incluso sumando los pagos añadidos para cubrirse del riesgo de emitir en una divisa en la que no se obtienen los ingresos, lo que lleva a las compañías a afinar al máximo sus estrategias financieras: «Las empresas de Estados Unidos puede obtener financiación en dólares más barata emitiendo deuda en euros y transformándola de nuevo en dólares», señala el documento.
El dólar queda atrás
Los números dan fe de esta tendencia. No los absolutos, porque el arranque del año fue complicado y las empresas frenaron su apelación a cualquier mercado, así que el volumen de emisión en el euromercado no pasará este año a la historia, pero sí los relativos. Las empresas no financieras europeas son las primeras que se han apuntado a ello. Según los datos del Banco de Pagos Internacionales, han disparado el porcentaje de deuda que emiten en la moneda única frente a otras divisas. A finales del año pasado, la rivalidad con el dólar estaba tan reñida que casi había más emisiones internacionales de firmas del Viejo Continente en dólares que en euros. Ahora, la moneda única roza el 80% del total, con datos hasta el segundo trimestre de este año. Como contrapartida, la proporción de deuda corporativa europea emitida en dólares está en mínimos, al menos, de la década.
A tasas distintas, lo mismo sucede cuando se mira la elección de las empresas estadounidenses. Ni libras esterlinas ni yenes: el euro es la elección preferida, con una cuota cercana al 60%.
Pero lo más representativo es el imán que el euro comienza a tener para las empresas latinoamericanas. No es que la moneda única esté cerca de arrebatarle la supremacía al dólar en ese campo (las divisas de los distintos países y los ingresos de las compañías de Latinoamérica están demasiado vinculados a la moneda de Estados Unidos para que eso sea posible), pero el crecimiento es exponencial. En año y medio, la cuota de emisiones en euros por parte de empresas latinoamericanas se ha disparado 25 puntos porcentuales y llega en estos momentos al 38%.
Y es una corriente que tiene todas las papeletas para mantenerse. Con el permiso de los datos de crecimiento y de empleo en Estados Unidos, la política de tipos de interés de la Reserva Federal ha comenzado una nueva era de endurecimiento, sea al ritmo que sea. En Europa, en cambio, quedan por delante varios años de tipos ultrabajos y al menos otros seis meses del programa de compra de bonos corporativos del BCE, aunque el mercado da por hecho que ese plazo será ampliado. Con ese horizonte, la ventaja comparativa en coste de emitir deuda en euros frente al dólar no tiene precisamente los días contados.