El Eurogrupo ha pedido el lunes más flexibilidad a Chipre para recaudar 5.800 millones de euros de los depositantes de sus bancos y se mostró partidario de “seguir garantizando completamente los depósitos inferiores a 100.000 euros”, cantidad protegida por la legislación comunitaria sobre fondos de garantía de depósitos. Sin embargo, no está claro que Chipre vaya a hacer caso de esa recomendación, ni que el Parlamento en Nicosia vaya a aprobar la propuesta que lleve el Gobierno.
Los ministros de Economía y Finanzas del euro han subrayado que el importe del rescate no puede superar los 10.000 millones de euros pactados, por lo que cualquier alivio a los pequeños ahorradores deberá ser compensada por un castigo mayor al resto.
"El Eurogrupo sigue creyendo que los pequeños depositantes deben ser tratados de forma distinta y reafirma la importancia de garantizar completamente los depósitos por debajo de 100.000 euros. Las autoridades chipriotas introducirán más progresividad en el impuestos comparado con lo acordado el 16 de marzo", asegura el comunicado publicado por el organismo.
Ahora depende de Chipre aplicar esa recomendación y de momento, la televisión pública chipriota asegura que solo quedarán totalmente exentos aquellos por debajo de 20.000 euros. Sin embargo, el Gobierno está teniendo problemas para asegurarse los 29 de los 56 votos necesarios para adoptar la legislación; "Parece que no va a ser aprobada", ha asegurado a la radio pública chipriota Christos Stylianides, un portavoz del Gobierno.
Sábado negro
Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro han tomado esta decisión en una conferencia telefónica celebrada apenas dos días después de haber aprobado una penalización a todos los depósitos y cuentas bancarias sin excepción (6,75% para los primeros 100.000 euros y 9,9% a partir de esa cantidad).
La medida aprobada el sábado ha recibido fuertes críticas por parte de analistas y economistas y, según la agencia Moody"s, ha elevado el perfil de riesgo de la banca europea. Las bolsas han caído con fuerza en la apertura y las primas de riesgo subieron, si bien al cierre el impacto se había suavizado.
Pero los problemas no acaban ahí para los chipriotas. Lo que en principio era un corralito parcial -solo se congelaría una pequeña parte de los depósitos de los bancos chipriotas- se ha convertido en un corralito en toda regla. De momento, hasta el jueves. El Banco Central de Chipre anunció ayer que los bancos permanecerán cerrados dos días más, a la espera de que el Parlamento de Nicosia apruebe hoy la nueva propuesta para fijar el impuesto a los depósitos y cuentas bancarias. Sin embargo, si al final no hay acuerdo, el Gobierno podría decidir retrasar la votación, lo que también retrasaría la fecha de reapertura de la banca.
De momento, el gobernador del Banco Central de Chipre ha asegurado que espera una retirada del 10% de los depósitos cuando reabran las entidades.
Varias opciones
Ayer se barajaban varias opciones para aligerar la carga que sufrirían los ahorradores cubiertos por los fondos de garantía (menos de 100.000 euros) y los que no lo están (mayores de 100.000 euros). Una de ellas era modificar las cuantías del impuesto, desde el 6,75%/9,9% hasta el 3%/12,5%. Otra opción era rediseñarla y crear tres tramos: uno hasta 100.000 euros, que pagaría el 3%; otro entre 100.000 y 500.000, que sería gravado con un 10%; y otro a partir de esa cantidad, que sería penalizado en un 15%. A ello se sumaba una posible exención del impuesto para aquellos ahorradores con cuantías inferiores a 20.000 euros.
Desde la Comisión Europea, el BCE, Alemania y Francia, cada uno con su estilo, transmitieron ayer una idea: mientras Chipre recaude los 5.800 millones de euros de los depositantes bancarios, les da igual cómo se repartan las cargas. De hecho, tanto el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, como el francés, Pierre Moscovici, aseguraron que hubieran preferido no penalizar a los pequeños ahorradores.
Putin, indignado
El Kremlin reaccionó ayer con dureza a la probable quita a depósitos bancarios en Chipre, que afectaría directamente a capitales rusos, y advirtió a Nicosia con revisar la reestructuración de la deuda chipriota, informa EFE.
Tanto el presidente ruso, Vladímir Putin, como el primer ministro, Dmitri Medvédev, criticaron sin rodeos la medida, impuesta por el Eurogrupo y aceptada por Nicosia, que perjudicará a empresas y bancos rusos que operan en la isla mediterránea.
"No andaremos con rodeos, esto (la quita) se asemeja a una simple confiscación de dinero ajeno", dijo el jefe del Ejecutivo ruso. A su vez, Putin tachó de "injusta, poco profesional y peligrosa" la medida.