El Tesoro español ha captado 4.800 millones de euros, 300 millones más del máximo previsto, en la subasta de bonos. A diez años, el Tesoro ha conseguido reducir la rentabilidad ofertada en un punto porcentual.
A diez años, el Tesoro ha adjudicado 859 millones de años a un tipo del 5,7% frente al 6,706% de la subasta anterior. La ratio de cobertura ha sido de 2,8 veces (2,4 veces en la anterior). Este vencimiento que queda fuera de las compras del BCE.
A tres años, el organismo ha colocado 3.940 millones, a un tipo marginal del 3,919% y una ratio de cobertura de 1,6 veces.
Es la segunda subasta que celebra el Tesoro esta semana después de que el martes colocara 4.576,23 millones en letras a 12 y 18 meses a tipos más bajos gracias al bálsamo proporcionado por el Banco Central Europeo (BCE) con el simple anuncio de su programa de compra de bonos. El organismo colocó 3.557,42 millones en letras a 12 meses con una rentabilidad media del 2,835% y 1.018,81 millones en letras a 18 meses con un interés medio del 3,072%.
La del martes fue la primera emisión después de que el presidente del BCE, Mario Draghi, anunciara el nuevo programa de compra ilimitada de bonos soberanos con vencimientos entre uno y tres años, condicionado a la previa solicitud de ayuda financiera.
Las subastas del Tesoro se celebran en pleno el debate sobre la conveniencia de que España despeje cuanto antes su postura respecto al rescate gana temperatura en Europa.
Si el lunes fue el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, quien advirtió de los riesgos que entraña mantener la incertidumbre sobre la petición o no de auxilio, el martes fue el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, el que atizó el fuego al señalar que en caso de que España solicitara el rescate las condiciones serían "muy duras".
Aunque la Comisión Europea intentó ayer quitar hierro a las palabras de Juncker, recalcando que las exigencias que se impondrían a España para activar la compra ilimitada de deuda por parte del BCE (eso sí, en plazos de hasta tres años) se basarán en sus recomendaciones económicas, ya publicadas en julio, es evidente que el debate no ha dejado de estar un solo minuto encima de la mesa, en medio de un nerviosismo creciente.
Y prueba de ello es que el Gobierno se ha visto en la tesitura de tener que reiterar por activa y por pasiva esta semana que no tomará una decisión sobre el rescate hasta que no conozca y haya evaluado todos los términos e implicaciones del mismo. La última, ayer mismo, cuando la vicepresidenta Sáenz de Santamaría dijo que España decidirá si se acoge al plan del BCE "con arreglo al interés general y sin demagogias".