El Tesoro no solo ha superado su reválida más complicada del año. Al igual que sucediera en la anterior subasta de bonos, ha pulverizado sus propios objetivos. La fortaleza de la demanda ha disparado el importe adjudicado hasta los 6.609 millones de euros, frente al máximo previsto inicialmente de 4.500 millones. El respaldo de la demanda, y del contexto, ha desinflado de nuevo el coste de emisión: del 6,97% al 5,40% en el diez años.
Los analistas relativizaron un tanto el "impresionante" resultado de la subasta inaugural de 2012 debido a la coincidencia en los plazos de los títulos ofertados con los préstamos de la barra libre de liquidez otorgada por el BCE.
El mayor reto, advertían, era la colocación de hoy, de bonos a mayor plazo, con vencimientos en octubre de 2016, en julio de 2019 y en enero de 2022. El Tesoro no solo ha superado esta reválida. Al final ha colocado un total de 6.609 millones de euros, muy por encima de sus objetivos previos: entre 3.500 y 4.500 millones.
La mayor parte de esta cuantía, 3.009 millones, han sido adjudicados en el bono a diez años. Como sucediera en las anteriores subastas, el Tesoro ha contado con un amplio margen en la demanda. Las peticiones han duplicado la oferta. La ratio de cobertura ha repuntado desde las 1,5 hasta las 2,2 veces.
Las peticiones para los 2.300 millones de euros colocados en los bonos con vencimiento en 2019 han duplicado también la oferta. El colchón de la demanda ha sido aún más amplio en el caso los bonos con vencimiento en 2016, al subir desde las 1,7 hasta las 3,2 veces.