La pelota ahora está en el tejado del presidente de la República, Karolos Papulias. El líder del partido vencedor (ND), Antonis Samarás, fue incapaz de encontrar socios suficientes para obtener una mayoría de Gobierno en el Parlamento ateniense, así que remitió a Papulias la responsabilidad de cuadrar el círculo político heleno. Esto, en el fondo, es un alivio para Samarás, ya que en la campaña prometió no pactar el Ejecutivo con nadie.
El escenario principal que se abre a partir de ahora conduce hacia la celebración de unas nuevas elecciones. Papulias se reunirá con todas las fuerzas políticas para tratar de hallar suficientes apoyos para un Ejecutivo, pero esto se antoja difícil, viendo lo encontradas que están las posturas a favor y en contra del plan de rescate.
Hay dos vetas para la esperanza europeísta. La primera, que el partido Izquierda Democrática (Dimar) recule y se avenga a formar parte de un Ejecutivo que cumpla con los deberes que han impuesto Bruselas y el Banco Central Europeo a Grecia. Los escaños de este partido, sumados a los de ND y Pasok darían lugar a una mayoría absoluta.
El segundo halo de esperanza es que Bruselas dé su brazo a torcer, aunque sea mínimamente. Todos los líderes de los principales partidos han propuesto renegociar el acuerdo con Europa, y quizá esta podría ser la base para formar ese "Gobierno de salvación" que pide ND. Eso sí, cualquier intento de renegociar las condiciones del paquete de ayuda tendrá consecuencias, y el FMI ya sugiere que podría retrasar el siguiente tramo de ayuda.
Si al completarse todo el proceso legal no se logra una mayoría, se convocaría la formación del Parlamento el próximo día 17 de mayo. Los diputados electos jurarían sus cargos y, acto seguido, el presidente disolvería la Cámara y convocaría nuevas elecciones legislativas para junio. Y vuelta a empezar.