Amarga victoria para CiU, que ha ganado las elecciones catalanas con 50 diputados, pero ha quedado muy lejos de la mayoría "excepcional" que reclamaba Artur Mas para dar forma a su desafío soberanista, e incluso muy por debajo de los 62 escaños con los que ganó los comicios de 2010.
El presidente de la Generalitat y candidato de CiU a la reelección ha reconocido que "hemos quedado lejos de la mayoría excepcional que deseábamos" y ha apelado a la "corresponsabilidad" de las demás fuerzas políticas de Cataluña para garantizar la gobernabilidad del "país", porque "es evidente que nosotros no tenemos la fuerza suficiente".
Y es que con una participación histórica, cercana al 70%, once puntos superior a la registrada hace dos años, los ciudadanos catalanes han respondido al proceso independentista impulsado por Mas con un fuerte castigo a CiU en las urnas, que se ha traducido en la pérdida de 12 escaños y de unos 100.000 votos respecto a las elecciones de 2010, cuando agutinó más del 38% de los votos, en contraste con el 30,5% conseguido hoy.
Pese a estos resultados, Mas ha asegurado que no se arrepiente de haber convocado elecciones anticipadas, unos comicios que se han celebrado, según sus palabras, en un escenario económico muy difícil y en los que, no obstante, "seguimos teniendo un apoyo electoral importante.
En este sentido, ha señalado que "tal y como han quedado estos resultados, está claro que CiU debe liderar este próximo gobierno". Eso sí, ha dejado claro que "no podemos hacernos responsables únicos de la gobernabilidad del país", añadiendo que "hay otros que tienen que hacerse corresponsables de esta situación".
Partidos independentistas
Los grandes beneficiarios del desplome de Convergencia i Unió han sido los partidos independentistas, con ERC a la cabeza, que ha logrado 21 escaños, el doble que en 2010, y ha estado a punto reeditar el récord alcanzado en 2003, cuando obtuvo 23 diputados, entonces bajo la batuta de Josep Lluis Carod-Rovira. En cualquier caso, se ha erigido en la segunda fuerza más votada del arco parlamentario catalán. ICV, por su parte, ha ganado tres escaños, consiguiendo, con 13 diputados, su mejor registro hasta la fecha.
El PPC de Alicia Sánchez-Camacho ha logrado 19 escaños, uno más que en 2010, y también su mejor marca en unas elecciones en Cataluña. Más representativo ha sido el crecimiento experimentado por Ciutadans, que lidera Albert Rivera, que ha obtenido nueve diputados, triplicando los resultados cosechados tanto en 2010 como en 2006.
Retroceso del PSC
Junto a CiU, el otro gran damnificado de estos comicios ha sido el PSC, cuya división interna entre quienes rechazaban el proceso secesionista abierto por Mas y quienes respaldaban el derecho de Cataluña a decidir, ha sido contestada en las urnas con la pérdida de 8 escaños (20 frente a los 28 conseguidos en 2010). Pese a todo, un descalabro menor al que pronosticaban los sondeos, incluido el realizado a pie de urna por TV3, que daba a los socialistas catalanes entre 16 y 18 diputados.