Hace unos años hablar de la seguridad de los depósitos no hubiera inspirado en el ahorrador curiosidad alguna; a fin de cuentas, la opinión pública pensaba que teníamos los bancos más sólidos de Europa y que, si había problemas en alguna entidad menor, el Fondo de Garantía de Depósitos acudiría en nuestro auxilio.
Desgraciadamente, la realidad se ha cruzado en nuestro camino y la aparente solidez de parte de la banca estaba en sus balances pero no en la realidad que se supone han de reflejar. Principalmente por la concentración de riesgo en el sector inmobiliario, cuyos activos han caído de precio de forma rotunda.
Por otra parte, si bien nada tiene que temer el ahorrador cuya inversión en cuentas o depósitos en una misma entidad no supere los 100.000 euros, no es menos cierto que en las más débiles sólo la nacionalización ha evitado que el Fondo de Garantía de Depósitos tuviera que actuar (con unos fondos insuficientes que debería cubrir el Estado vía más endeudamiento).
En cualquier inversión, sea en deuda pública, depósitos bancarios o bonos de bancos, es muy importante tener en cuenta que la seguridad absoluta no existe. La rentabilidad se justifica en base al riesgo que uno asume, además de por el grado de liquidez del que disfruta. Los depósitos a plazo son uno de los productos con menos riesgo, ciertamente, pero tienen, y a partir de los 100.000 euros no lo cubre fondo alguno.
Otro riesgo que tiene para el ahorrador particular tener el dinero en una entidad financiera poco profesional (que una entidad sea solvente no implica necesariamente que sea profesional con todos sus clientes, pero es un indicio) es que le acaben colocando un producto distinto al depósito que realmente sí tenga mucho riesgo (ejemplos hay muchos), con argumentos comerciales que enmascaran o decoran la naturaleza real del producto.
En otras palabras, querer contratar un buen depósito cuando se entra por la puerta de la sucursal y salir con un pagaré bancario, un fondo de inversión o participaciones preferentes. Desde luego sólo la experiencia nos acabará diciendo el nivel profesional e interés por el cliente que tiene un banco, no un test de estrés o una auditoría independiente.
Rentabilidad y riesgo
En cuanto a la relación rentabilidad y riesgo, es muy interesante comparar los depósitos por rentabilidad, ciertamente, pero también por solvencia de la entidad que los ofrece. En base a la última auditoría a la banca española realizada por Oliver Wyman, podemos clasificar los depósitos por rentabilidad con un criterio adicional: que sean emitidos por entidades financieras españolas que no requieren reforzar su capital de máxima calidad o Core 1 ni en el escenario más adverso tomado.