Los bonos de EEUU y Alemania reciben parte de los flujos que salen de la renta variable, donde los valores cíclicos sufren más descensos.
El año nuevo chino comienza como lo hizo el del calendario gregoriano: con severas caídas. El pánico gana terreno en los mercados y los inversores escapan de los activos de riesgo. La deuda pública de Estados Unidos, Alemania y Japón están sirviendo de refugio. También el oro, en máximos desde octubre, mientras las Bolsas caen sin freno.
La semana pasada, según las estimaciones de Bank of America Merrill Lynch, se registraron salidas de los fondos de inversión de renta variable a nivel mundial por 9.900 millones de dólares (unos 8.880 millones de euros). Por quinta semana consecutiva entró dinero en la deuda estadounidense y se registraron captaciones netas en los fondos de metales preciosos.
En Bolsa se observa una rotación hacia sectores más defensivos. Los fondos de utilities registraron sus mayores suscripciones en 13 meses (900 millones), mientras que del sector de la salud y el biotecnológico se fueron 1.200 millones, el peor dato en cinco meses.
Diego Jiménez-Albarracín, responsable de renta variable del centro de inversiones de Deutsche Bank España, explica que "los sectores que más se pueden proteger de la volatilidad son el eléctrico y el farmacéutico, aunque siendo las condiciones tan extremas es muy difícil que algún valor termine en positivo".
"Es un momento de pánico en el que los miedos van por delante de los fundamentales. Hay una ola de pesimismo y nadie se atreve a ponerse enfrente, pero los activos refugio están en precios que descuentan una recesión, algo que no esperamos en absoluto", indica Álvaro Sanmartín, economista jefe y asesor del fondo Alinea Global en MCH IS.
Este experto cree que, para aquellos inversores que busquen refugio, es mejor opción la liquidez, porque los precios de los activos seguros no son sostenibles. Recuerda lo sucedido en mayo del año pasado, cuando el interés del bono alemán a diez años pasó en tres semanas del 0,075%, su mínimo histórico, al 0,72%.
El oro, que descendió un 10,4% el año pasado, también sirve de refugio. Ayer alcanzó los 1.196 dólares por onza, su nivel más alto desde octubre, y sube ya un 12,7% desde que empezó el ejercicio.
Todas las empresas del Ibex caen en lo que va de año. Pero no es un caso aislado. En Europa, las principales plazas anotan descensos de dos dígitos. De los valores que componen el EuroStoxx 50, sólo tres se salvan de las caídas: la marca de lujo francesa LVMH, la eléctrica alemana Eon y la constructora francesa Vinci.
Los descensos son especialmente pronunciados en Italia, por las dudas sobre su banca. El Mib cede un 23,2%. Y por si había pocas incertidumbres, ayer el Ase griego se desplomó un 7,8% por la inestabilidad política en el país.
"A medio plazo, hay compañías con mucho valor, pero reconozco que para un pequeño inversor estos movimientos son demasiado agresivos y hay que estar muy seguros para entrar en Bolsa", explica Gemma Hurtado, gestora principal de Mirabaud Equities Spain.
La situación no es menos compleja en Wall Street, donde el Nasdaq tecnológico se deja ya un 15% este año.
Los nervios de los inversores siguen desatados y la deuda pública de los países más solventes está acogiendo parte del dinero que escapa de las Bolsas. El interés del bono alemán a diez años cerró ayer en el 0,21%, frente al 0,62% con el que empezó el año. Todos los bonos soberanos germanos hasta los siete años tienen rentabilidad negativa. También cae con fuerza el interés, inverso al precio, de la deuda de EEUU a una década (1,75%) o la japonesa (0,02%).