Fin de semana electoral en Europa. El socialdemócrata François Hollande será el nuevo presidente de Francia. Su rival conservador, Nicolas Sarkozy, abandonará la política. En Grecia, la mayoría de los ciudadanos votó a favor de partidos opuestos al plan de rescate del país, aunque los socialistas y conservadores –que sí defienden los acuerdos con la UE- tienen tres días para formar un gobierno de coalición. De momento lo tienen complicado ya que entre los dos solo suman 149 escaños, dos por debajo de los 151 que les otorgarían la mayoría.
Estos resultados pueden suponer un punto de inflexión en el modo en que ambos países han gestionado la crisis económica y financiera actual.
Francia: adiós a la austeridad fiscal
Francia había sido la gran aliada de Alemania a la hora de imponer una cura de austeridad fiscal para los males del euro. Primero, poner las cuentas públicas en orden. En el futuro, y si todos cumplen, eurobonos. Y mientras tanto, apoyo del BCE tutelado por el Bundesbank: dos barras libres de liquidez a tres años para la banca con un total de 1 billón de euros y compra de deuda soberana en casos extremos.
El candidato socialista ha basado su campaña electoral en un ataque a la austeridad promovida por la canciller alemana Angela Merkel. En su discurso inicial no dejó pasar la oportunidad de recordarlo, al mencionar que ha llegado el momento en el que “la austeridad no será una fatalidad”.
El cambio en el Palacio del Elíseo debilitará notablemente el eje Berlín-París que Merkel y Sarkozy habían forjado durante la crisis. Los analistas dan por hecho que Hollande apoyará la flexibilización de los objetivos de déficit, al menos para países como España e Italia, que ya han tanteado a Bruselas sobre esa posibilidad. También se espera que apoye lanzar cuanto antes el programa de eurobonos.
Además, Hollande será un importante apoyo para el frente pro-crecimiento que en las últimas semanas ha ganado fuerza en el seno de la UE. Olli Rehn, el comisario de asuntos económicos de la UE ha abogado este mismo fin de semana por un plan de inversiones públicas para estimular la economía.
Grecia: un país dividido
Los resultados electorales griegos han dejado al país con un parlamento fraccionado. En la historia griega reciente y hasta las elecciones de ayer, los socialistas del PASOK y los conservadores de Nueva Democracia se han quedado en 149 escaños, dos por debajo de la mayoria de 151 que necesitaban. Tienen 3 dias para encontrar apoyos, con el 98% escrutado. Hasta cinco partidos situados a la izquierda de los socialistas y a la derecha de los conservadores –incluida una agrupación neonazi- lograron representación parlamentaria.
Los partidos pro-rescate tratan ahora de formar un gobierno de coalición. Si lo consiguen, el Ejecutivo tratará de cumplir con los objetivos impuestos por la UE, el FMI y el BCE a cambio del préstamo de 170.000 millones de euros que salvó al país de la quiebra. No obstante, la cómoda mayoría parlamentaria de la que disfrutaban hasta ahora se ha evaporado. El fragmentado y radicalizado parlamento griego promete una legislatura mucho más inestable que las anteriores, si cabe.
Reacción de los mercados
Habrá que ver cómo reaccionan ahora las bolsas y las primas de riesgo de la zona euro, por ahora el euro ha perdido los 1,30, hasta 1,2986. Caben varios escenarios. Uno de ellos es que los mercados consideren que las políticas pro-crecimiento que podría emprender la UE, junto con la flexibilización de los objetivos de déficit, sean lo que realmente necesitan las economías del euro. De este modo, podría romperse el círculo vicioso entre austeridad-caídas del PIB-agravamiento del déficit. La reacción sería positiva.
El otro es todo lo contrario. Que los mercados crean que la prioridad es cumplir con el déficit en 2013 y que las políticas keynesianas de inversión pública para estimular el crecimiento se mostrarán inútiles, cuando no contraproducentes.
El caso griego también genera incertidumbre. Si Grecia se convierte en un país ingobernable y el Ejecutivo acaba incumpliendo con el plan de rescate, entraríamos en una nueva fase de inestabilidad que podría acabar en un default masivo de la deuda griega actual –que generaría minusvalías en inversores públicos y privados- y una posible salida del euro del país.
El mercado de divisas ya ha transmitido sus primeras vibraciones. El domingo por la tarde, en los primeros cruces del mercado de divisas, el euro cayó frente al dólar. Pasó de 1,3083 dólares por euro del viernes a 1,3010. Al acabar la edición de esta noticia, la cotización se estabilizaba en torno 1,3030 dólares.