El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, respalda "plenamente" la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para frenar la fragmentación de la eurozona.
El alto funcionario ha elogiado las reformas que están llevando a cabo España, Italia y el resto de países en crisis de la eurozona y ha tachado de injustificadas sus elevadas primas de riesgo, por lo que les ha ofrecido ayuda a corto plazo.
El mandatario belga ha hecho estas declaraciones en un discurso ante los embajadores de la UE en vísperas de la reunión del BCE, en la que se espera que apruebe un nuevo programa de compra de deuda con de hasta tres años, y tras reunirse ayer con la canciller alemana, Angela Merkel.
"España y Portugal han flexibilizado sus mercados laborales. Grecia ha liberalizado 150 profesiones que estaban cerradas. Italia adoptó un conjunto impresionante de reformas estructurales. En Irlanda, los costes laborales han bajado de forma sustancial y el país ha vuelto en parte a los mercados", ha resaltado.
Además, tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con quien se reunió en Madrid la semana pasada, como los primeros ministros italiano, Mario Monti, y griego, Antoni Samaras, "están determinados a dirigir a sus países hacia aguas más seguras".
No obstante, el presidente del Consejo Europeo ha avisado de que los ajustes son "difíciles" y "necesitan tiempo para dar resultados". "Las primas de riesgo para algunos países no siempre están justificadas por los fundamentos económicos, por decirlo suavemente", ha lamentado Van Rompuy. En ese contexto, asegura que algunos "países refugio" pagan intereses "demasiado bajos" en los mercados.
"Además, los mercados financieros de la eurozona se están fragmentando cada vez más, hasta el punto de que ello está haciendo muy difícil llevar a cabo una política monetaria única. Esto no es sostenible. En este contexto, las reformas nacionales son necesarias, pero pueden no ser suficientes a corto plazo", ha indicado.
Por ello, Van Rompuy defiende la necesidad de adoptar "medidas a corto plazo" y prestar "asistencia adicional" en coordinación con el BCE. "Apoyo plenamente los esfuerzos del BCE para afrontar la fragmentación en los mercados financieros". El objetivo de esta actuación será mostrar que "el euro está aquí para quedarse".
No hay soluciones fáciles
En todo caso, Van Rompuy no ve que haya "soluciones fáciles" a la crisis de deuda y ha rechazado lo que ha calificado de recetas simplistas como "dejar salir a Grecia de la eurozona, inyectar dinero sin condiciones en el sistema o crear de forma mágica un Estado federal como Estados Unidos".
Desde su punto de vista, los líderes europeos tienen "voluntad política" para salir de la crisis y afrontar al mismo tiempo los problemas sistémicos que afectan a la eurozona. "Todos reconocen ahora que la crisis no es sólo la suma de los problemas de cada país, sino también el resultado de las deficiencias en la arquitectura de la unión económica y monetaria", ha apuntado el mandatario.
Van Rompuy cree en una solución para la zona euro basada en cuatro pilares: la unión bancaria, para "evitar que los contribuyentes tengan que pagar sistemáticamente" la caída de bancos; la unión fiscal, para que no haya "déficits insostenibles", mediante la puesta en marcha de mecanismos de solidaridad; la unión económica, para "mejorar la competitividad" de la zona euro en su conjunto y, por último, una unión política más profunda, "reforzando la legitimidad política y la responsabilidad".
"Tenemos que hacer lo necesario para que la zona euro sea sólida y segura", ha zanjado. Las opciones no están "entre una ruptura o una federación instantánea", sino en superar la crisis "no a través de revolución, sino de reformas y evolución".